En una Navidad del pasado mi padre y yo atravesamos el Parque de Zugazarte en Nochebuena. Entre las familias de la zona a ese lugar se le llama cariñosamente El Verde. Nos vamos al Verde. Cosa un poco pija, en el fondo. Pero hay peores. Hay gente que para ir de Neguri a Las Arenas, que distan tal vez diez minutos caminando, dicen: Nos vamos a L.A. Como si aquello fuera, en fin, ya sabes. Yo he atravesado El Verde muchas veces en mi vida, algunas llorando. Creo que yo tenía doce o trece años aquella Nochebuena, así que debo hincharme de valor y decir que aquello fue hace más de quince años. De hecho, el otro día en el RatChat, hablando de un concierto de Brett Anderson en Madrid, Ángel me dijo: A ver, Rebe, información fresca e importante, hace quince años que dejaste de ser adolescente. Y siempre me gustaron mucho las Navidades, en mi adolescencia y después. Incluso cuando ya se había ido la gente. Incluso cuando se dejó de rezar en la mesa. Incluso cuando ya no había pavo en Nochebuena. Incluso cuando faltaban no sólo muertos, sino también algunos vivos. Incluso cuando el silencio se imponía antes de medianoche. Incluso cuando escuchaba llorar a mis tías en el baño. Pero volveremos a hacerlo bien. Supongo que los Yanke están hechos de buena pasta. Podría remitirme a los hechos, pero ya los conocemos. Me cansé de hablar de muerte por el momento. ¿Volveré a ello? Puede ser,no sé... Llegado el momento atravesaré con un intento de humildad lo que caiga en mi cerebro. Lo contaré, por supuesto, yo sólo entiendo las cosas escribiéndolas, creo. Como ya no camino a dos centímetros del suelo, como ya no levito sobre el smog vital, como ya no doy saltitos cuando camino, de forma inconsciente y, sobre todo, alegre, me da mucha pereza la Navidad, porque ya no soy tan inocente. Lo peor es que mi vida se fundamenta sobre dos adolescencias. Imagínate que desgaste. Pero ya estoy aquí, eh, encantada de hacerme vieja. Y la margarita sigue siendo mi flor favorita. Incierta, sí,no, sí, no.
6 comentarios:
Querida Rebe, a muchos nos ataca la incertidumbre de la navidad que precisamente por cierta, está y tal vez -(!#$%/#"!)- nos revuelve algunas cosas.
Lo harás bien, tú y los tuyos, yo y mis otros yo, sí...(espero)
Abrazos,
OA
Horor, no me había dado cuenta de que no te había añadido a mis blogs favoritos. Mil disculpas. Besitos.
Me has dejado esa sensación de alguien que va a llamar a una puerta y tiene un miedo atroz, justo el momento, ya hecha la llamada con el puño cerrado, oír los pasos y ahora mismo va a abrirse. Contenida la respiración.
Muy bueno tu escrito
Rebeca, feliz Navidad a pesar de todo. Porque esa inocencia perdida aún late en ti, siquiera como un recuerdo. Porque la ilusión suele abrirse camino a través del tiempo.
Un abrazo enorme. Te deseo un 2008 lleno de amor.
Es una época que, a medida que nos alejamos de la niñez, parece irse haciendo cuesta arriba... Ojalá recuperes la magia y el Amor que son su verdadero sentido y esencia, y te la pases rebien junto a los tuyos :)
Un besote!
Bonita manera de pasar la Navidad: desojando la margarita. Espero que ambas acaben en un sí (y que el sí se quede entre tus manos)
Besos. Que tengas buen año
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