sensibilidad suspendida

(razón: allá)



pUntos de rUptUra


Durante la comida nos mostramos nuestras matrículas y descubrimos que iríamos a dos clases juntos. Es decir, la vería dos veces por semana. Luego me contó cosas de su vida. Tanto a ella como a su hermana, al principio les costó acostumbrarse a vivir en un apartamento. Porque aquella vida, me contó Midori, comparada con la que habían llevado a cabo hasta entonces, era demasiado cómoda. Estaban habituadas a correr todo el día de acá para allá, cuidando enfermos y ayudando en la tienda.- Últimamente, ya nos hemos hecho a la idea de que ésta va a ser nuestra vida. No tendremos que privarnos de nada por nadie y podremos movernos con total libertad. Pero esta idea, a nosotras, nos inquietaba. Nos sentíamos como si estuviéramos flotando a dos o tres centímetros del suelo. No sé, nos daba la impresión de que era mentira, de que una vida tan fácil no podía ser real. Y las dos estábamos tensas, esperando que la situación cambiara de un momento a otro.- ¡Las hermanas sufridoras! - me reí.- Hasta ahora, todo ha sido tan cruel... - continuó Midori-. Pero de aquí en adelante vamos a recuperar el tiempo perdido.- Conociéndote, seguro que lo lograréis - comenté-. ¿Qué hace ahora tu hermana?
Tokyo Blues
No sólo porque mi historia está dentro de la historia he pasado el fin de semana enganchada a esta novela. Es buena. Está guay escrita y describe, a mis ojos, un mundo no sólo de tiempos pasados, aunque no tanto, sino también ambientes ajenos. Japón en 1968, ése es el contexto. Además, es una historia de personajes. Unos cuantos, unos pocos, entrelazados, separados, forzados. Es la vida en la muerte, como explica el personaje protagonista. Es también un proceso de madurez y es un aprendizaje del amor. Es mogollón. Anoche me fui a dormir con él, y con la intención de terminarlo, y así fue. Volví a llorar, unas cuantas veces más. Volví a llorar no sólo con ese texto de arriba, sino también con otro que hablaba de humedad. Sin embargo, aunque encuentro similitudes con la vida de Naoko, otra de las protagonistas, inmersa en una profunda depresión, me veo más en Midori, la que sigue saltando muera quien muera. Así era yo, soy y quiero seguir siendo yo.Hace una semana, cuando escribí un texto sobre el tedio, la muerte y el amor en tribecca, mi amigo Roberto me habló de él el lunes, mientras comíamos. Estaba impresionado. Fue lindo hablarle a sus ojos y repetir lo dicho, ver su cariño y aquella pregunta que hizo: ¿Ahora estás bien, verdad? Sí, le dije, estoy muy bien. También me preguntó si había ido al psicólogo. Le dije que no, y se sorprendió mucho. Dijo que me hubiera venido bien, seguro. Le conté que lo había hecho por mí misma, y que muchas personas me habían ayudado. Le dije, también, que no descartaba hacerlo, que de hecho me rondaba a veces la cabeza la posibilidad de ir a terapia y dejar sentadas muchas cosas. Todas las cosas. Al menos confirmar que voy por el buen camino, o que un profesional me diga si me estoy equivocando en algo. Pero de momento me apaño, pienso.
Fue esa tensión de la que habla Midori en el texto de arriba de Tokio Blues la que, en mí, propició el cambio. Mi vida hasta los 15 no lo recuerdo, de veras, prácticamente no la recuerdo, y de los 15 a los 25 me la pasé corriendo. Cuidando, estudiando, yendo y viniendo y, en el camino, funerales,lágrimas y muerte. Luego vino Madrid, y el desconcierto. De repente no pasaba nada, nada pasaba, de repente mi vida era otra. Un máster, una ciudad ajena, amigos nuevos y los viejos repartidos por el mundo, soledad, una soledad pegada a las venas, y entonces el tedio, una desidia absoluta, y el miedo, y una tensión atenazando las mañanas.
Eso que dice Midori, ese vivir a dos metros del suelo, preguntándote si de verdad es así, o cómo carajo es esto, como animal asustado en una esquina gimiendo. Lloraba mucho al llegar a Madrid, y todo me costaba demasiado. Y el hombre a quien más amo, tras mucho aguantarme, me violentó, me dijo: eh, Rebeca, que tú ya sabes lo que es importante, deja de sufrir por tonterías, joder. Y reaccioné. Me dije, qué carajo, la vida es simulacro hasta que encuentras trabajo, ok, ahora todo es demasiado extraño pero, ¿qué importa no tener dinero?, ¿qué importa si éste, ése y aquél es imbécil?, ¿qué me importa a mí?, y comencé a mirarlo todo de otro modo.Después tuve otros momentos bajos, pero ninguno como los de antes. En esa época, yo vivía pensando quién se iba a morir, o si me moriría yo, sólo pensaba hacia que lado debería estar atenta, preguntándome desde dónde llegaría la tragedia.

Por eso este libro, pienso, me está haciendo bien, me ha hecho bien, porque ya lo terminé. Porque es buena esta catársis, porque sí, estoy contenta. Me está resultando duro y muy fuerte, esto de encontrarme de repente en una historia japonesa, pero me sirve, le saco el jugo, y eso es lo importante. Anoche, Hugo me dijo que debe ser peculiar la similitud con una historia de ese lado del mundo, y me pareció curiosa su apreciación. Esta mañana, envié ese email a Maho, la amiga de Takeshi que conocí en Marruecos y vive en Tokio. Cuando me iba a Inglaterra el finde, a visitar a Andrew, Cris y Takeshi, Maho me envió un email deseándome buen viaje, dándome las gracias por los días en Marruecos y por lo que, según ella, me esforcé por ser amable con ella, hablarle despacio en inglés y tratar de que estuviera contenta en ese viaje. Acordarmos charlar por email y así ella mejoraría su inglés. Me contó que quería ir a Canadá. Me invitó a Japón,le dije que algún día iría. Tokio Blues, viaje del futuro, anclado en el pasado y aliviándome el presente.Antes se lo pregunté a Jaimín, tras leerle en sus posts de tribecca y en su fotolog, le dije: ¿Cómo agradecer la suerte que tengo en la vida, Jaimín?

1 comentario:

L Mery dijo...

yo despues de leer a Rieko quise agarrar una guitarra, que funeral mas precioso ese!!!!!
Me queda dando vuelta eso que pusiste de encontrarse en una historia japonesa... me paso pero IMPRESIONANTEMENTE con May Kasahara del pajaro que da cuerda al mundo, solo que llegue a la conclusion de que las letras de Murakami no estan en Japon, sino que a ratos en mi cabeza.
oye un abrazotote. L.