Soy hija de la inexorabilidad, de lo inevitable, de los errores de muchos, de los recuerdos de algunos, del Dolor en las venas en los que nacieron, o no llegaron aún, o ya están muertos. Estoy repleta de cielos ajenos, de palabras amables, de arándanos y cortejos. Vienen y van poemas dominados por el viento, el aire de una respiración entrecortada, el ulular de lo Supremo. Confío en la felicidad de los que se fueron, confío, sí, ¿cómo no hacerlo? Quiero que estén contentos, que me miren desde lejos, que sepan-aunque-no-sepan que me gusta mirar el cielo, surcar nubes, abrazar el lienzo, y mis brazos rotos, aquí la búsqueda de la belleza, allí el Amor como Objetivo Primigenio, aquí dentro, bien dentro, el miedo, que cada vez es menos, cada día más frágil él, y yo más fuerte. Existe pues, esta ínfima y efímera certeza, ésa, sí, ésa, que estoy aquí, que sirvo para algo, que quiero ser U-til, contribUir, dejar hUella, compartir, y ser capaz de responder, al menos, con un verso, para decir después que os quiero, que quiero de veras que siento la belleza y el poder de ser en estas venas, azUles, como el lienzo.
3 comentarios:
Wow...
Muy bonito...No sé qué más decir...
Tengo un nudo en la garganta con todo esto...con todo eso...con todo...
Un abrazo
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