sensibilidad suspendida
(razón: allá)
vacua
Insensato cubículo de sencilla armonía,
una quietud desconocida.
Una esquina.
En la estantería,
una hoja seca y rota,
quebrada,
absorta.
Tengo un ojo extraterrestre,
polvo de oro en el iris,
un borde palpebral inexistente.
Te miro de soslayo, y no hago nada.
Ni pedir quiero, no tengo ganas.
Que caiga el telón, que vuele el velo,
que baje la marea, que cambien los vientos.
Yo ya estoy harta de tanto desconcierto,
de los que miran de lado, de sus sempiternos recuerdos,
de mis vista de pájaro que nadie reconoce, no ve, no dice, no siente, NO EXISTE.
Sólo allí, a lo lejos, ondea la bandera del tedio de los piratas extranjeros.
Qué min-ú-sculos mis deseos, qué solos, qué férreos, qué tontos todos,
qué fuerte ayer mi concierto
de libros
de nubes
de hojas
ventanas e historias
Y ahora esta nada que se cuela entre las costas,
orillas desfondadas, cuencas, borlas...
qué inexistente todo
lo que tocas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
suele todo ser inexistente
yo lo sé
ni siquiera la memoria de un amigo muerto permanece
nombrar las cosas es la mejor manera de mantenerlas vivas
saludos
Publicar un comentario