sensibilidad suspendida

(razón: allá)



u exploradora



¡Oiga! Sí, sí, usted, el que me observa, el que lee estas letras, el que desprecia.
Mire sus dedos, mire bien, ¿los encuentra?
Mire ahora las manos enteras, sus yemas,
pequeños rayos de intensísima identidad, que se descuelgan, y besan,
el calor ajeno cuando hay tormenta.

¡Oiga, oiga! Vuelva...
Cómo se atreve... qué maldita la memoria qué pureza encontrar a Gimferrer en mi cabeza,
... o a Boccanera..
¿Le importa a usted la palabra EXILIO?
¿Le interesa la versión distante de mi poesía? Ande, ande, no se amilane. Coma milanesas, si quiere, a esono pongo problemas.

Yo, si pudiera, correría ahora detrás de los elefantes, desnuda, por completo desposeída, porque es triste no necesitar a nadie, pero más, mucho más, que nadie te necesite.
Atienda, atienda un poco más, venga, coño, no se detenga, escuche...
las nubes se ríen cuando lloran y las lágrimas ascienden cuando detengo el momento de la introspección.

Existo porque me conmuevo, existo porque lo deseo, existo, soy capaz y grito:
Abro la ventana, aunque vuele tras la vela de este barco sin otear tierra, sin olerla, con la mirada fija, y recuerda: Para surcar las nubes....

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