me atraganto y trago

y si me siento febril y si la enfermedad se me antoja tan grande como una vida entera, amoral y eterna

y si me atraganto de sangre y agua, y si todos mi huecos se convierten en papilas gustativas, que paladean, y paladean, pa-la-de-an...

y si estas manos no encuentran las palabras, y qué pasa si están acongojadas y qué pasa con las líneas obligadas, qué pasa con el daño, qué pasa cuando quieres borrar el dolor ajeno de un plUmazo,

no, ni siquiera...
esta u que crees desvergonzada es más pudorosa de lo que aparenta
yo lo quiero hacer a pinceladas, pUntadas con intención certera, con este Amor que siento por las cosas, algunas...
por las personas, ciertas, inciertas, unas, y otras...

mientras la dUda se presenta como la dualidad más propicia para este utópico bivalvo que se desgrana a cada ejercicio de lo Extremo, sólo quiero decir que es verdad lo que dice Boccanera
(y algunas peliculas españolas de mierda que consiguen provocar alguna que otra carcajada)

Es verdad que lo contrario del amor, su pUto opUesto sin capacidad complementaria (ni reintegro) es el miedo. Lo dice Jorge Boccanera, gran nombre, gran hombre y gran verbo: vivimos de sumar y restar, lo que nos da el amor, lo que nos quita el miedo.

Y que se me sigan rompiendo, sí, los putos brazos intentando abrazar nubes. Si quieren algo de mí es muy posible que esté vomitando. Por el momento no me vale con este escupitajo que ahora lanzo.