il u minada

A veces resulta complicado.
La iluminación, el escenario.
La escenografía, sobre todo.
Y una ya sabe.





Digamos que una tiene método. Parecido al que tengo escribiendo. Lo sé, está ahí, lo acepto. Por eso trato de escribir por instinto, tal vez así consiga superar mi propio método. Quiero decir, yo no miento. Trato de ir desnuda la mayor parte del tiempo, pero he de confesar que siento un frío atroz a ratos. Humedad en otros momentos. Lacrimal en pleno llanto. Incluso todo a la vez, y luego vas diferenciando. Entonces tenemos el método, tenemos la viscera y el instinto, y una inmensa palestra, llena de actores, por todos lados. Algunos son multifacéticos artistas, algunos bailan, otros incluso cantan. Todo a la vez. Ellos reptan. Otros buscan. Y a veces entre todo eso una piensa, yo quiero ser farola, déjame ser farola, deja que me iluminen a ratos, permíteme iluminar yo, un poco, por favor, un poco a veces también. De todos modos me manejo bien, lo cierto es que puedes llevarme a cualquier lado. Me puedes coger de la mano, o atarme de algún modo, sí, eso también. Permíteme soltarme. Por favor. A veces en realidad necesito esconderme. Animal as-u-stado. No quiero ser moralista, y entonces trato de desarrollar mi tolerancia, la estiro, le doy la vuelta, le hago unos mimos. Pero no pienso perder mi ética. Ni mi estética. Voy a leer los poemas de Hesse y de Pessoa en italiano. Me ha dado por ahí. Voy a olvidar un poco el método. Voy a intentarlo. Me gusta mi cueva y también mi escenario.