sensibilidad suspendida

(razón: allá)



i n m a d u r e z







Los hombres son muy divertidos




Esta noche, cuando salí de mi jaula, me topé con uno que me dijo que me invitaba a algo.

(en una máquina de esas de lugar de trabajo)

Voy a hacer pipi, le dije mientras me escabullía.

¿Te ayudo?, me soltó.

Sonreí ampliamente y respondí: yo puedo, ya soy mayor.

Después subí a un piso superior a saludar a otro señor.

Éste preguntó por mi voz,
alabó el redUcto más íntimo,
me premió por mi labor.

Mientras hablábamos, un tercer hombre me dio con el dedito en el hombro.


Aquí, ahora que no nos oye nadie, así entre nosotros,
no me gusta nada que me den con el dedito.
Me giré y dije algo como:

Ay, no me des con el dedito…

Tras un silencio fugaz una respuesta contundente:

¿Quieres que te dé con otra cosa?

Yo, como ya habrás observado en frases anteriores, soy una incorregible adolescente y, sin hacer caso, continué: Además, me has dado fuerte…


Cuando volví con el jefe de noche, un cuarto hombre entró en escena.

A su espalda siempre una bella estantería que yo, a veces, observo
con detenimiento apresurado, tintado de timidez, un escalofrío de placer,
un estremecimiento, oh, sí,
casi de ésos,
tan bellos.

Y me animó, precisamente, a ello.
Agradecí pero, entre el dedito, el premio a mi labor,
los dimes y diretes del raudo juego del absurdo dialéctico entre hombres y mujeres,
ya le había escuchado algún comentario sobre mi voz,
mi acento,
mi llegada,
mi expresión


Eh, sí, debí decir, es que estuve en casa unos días. (como rayos en mi cabeza resuena la duda: ¿Casa, qué casa, cuál es exactamente tu casa, en qué lugar se encuentra?)

Así, llego a la estantería calentita. Predestinada.
Y mientras miro libros, observo algún título y rozo algunos lomos,
le cuento al cuarto caballero andante:

¿Qué tal tu tarde? Te veo nervioso.
Se te caen los papeles, te salen pipas de la boca, oh, incluso se te movió el flequillo...

Y observo en sus ojos una mezcla de placer y ridículo.
De reojo, veo al que (imagino) es el becario de este año. Sonríe sin mostrarlo.


Yo era la becaria hace tres años.
Creo que ya tengo un master en relaciones laborales, por lo menos.
Y ahora me voy a tender ropa, que es otra de mis grandes ocupaciones.
Joder con la mujer del tercer milenio.




2 comentarios:

Jorgewic dijo...

Bonito poema, me recuerda a algunos de Bukowski. No sé si ésto será un piropo para tí. (Para mí lo sería).

Gracias otra vez. Vitalista picarona. uuuuuuuuu.

Besos. Un hombre

teleoalreves dijo...

no soy nada de eso.
no soy. o a esta hora ya ni sé.




un placer sus ojos



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