esta noche,
que es mañana,
ayer y hoy dentro
de un agua pasada,
al mismo tiempo
1996 y el final
de la primera
década de un
siglo, duermo
sobre un escenario,
y las paredes y el
telón son verdes.
ojalá tuviera fe
para decir milagros,
menos mal que
existe la novela-
nieve, la página
en blanco, para
seguir explorando,
precipitando, qué sería
de mí si no pudiera
contarlo
3 comentarios:
interesante, me gusta eso de la novela-nieve....
te veo salir del saco y levantar la cremallera canadiense. ya está casi todo verde otra vez, aunque sea de noche.
:)
eres magnífica...siempre vas más allá de la rutina y de lo fácil.
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