sensibilidad suspendida

(razón: allá)



derecho consuetudinario

se conoce su existencia allá por el instituto pero creo que nadie hace mucho caso. a mí me suele volver el concepto a menudo a la cabeza, y ni idea de por qué, claro. el derecho consuetudinario que más conozco es el trabajo. como es normal no me pagan bien por lo que hago. por las mañanas veo coches muy lujosos cuando llego allí pero lo que más me gusta es una vespa azul simpático que no sé de quién es. muchos periodistas van en moto. yo no, no sé conducir. tampoco me imagino haciéndolo. esto también debe ser un derecho consuetudinario, algo ya adquirido por mí, algo apropiado. ja, apropiado. ninguno de mis amigos me imagina conduciendo, les entra la risa sólo de pensarlo. a mí también. no es algo que me importe demasiado. supongo que se podría uno ir muy lejos con un coche, pero qué más me da, si estoy yéndome todo el rato, si irse hace volver a la metáfora como si no lo hubiéramos ya olvidado. entre el ay y el ya espero que Blanca Oraá haga un video explicándonoslo a todos. entre el ayer y el hoy un estado de nervios inconcluso, alargado, inclinado, como una cursiva extremadamente sensible a la intemperie. como el libro de duchamp. como la geometría, que tampoco entiendo, pero es posible que sea uno de sus elementos. también respondo a la segunda ley de newton, y tampoco la entiendo. esto pasa mucho en mis derechos consuetudinarios, son una versión artaudiana de lo que se puede leer, o de lo que se está le-yendo.

1 comentario:

Blanca Oraa Moyua dijo...

Tu escribes mejor que Vila-Matas.