En estos tiempos que corren, la sensatez es un arte.
El mayor, el más importante.
Los osos bailan sevillanas porque no duermen y,
nosotros, noctívagos mortales, enseñamos suavemente los dientes.
Ah, los osos, pues qué curioso...
Yo bajo las persianas y despierto, por suerte,
en otro instante, de arte menor, de cariz frágil
y ojos como cuevas que respiran, grutas de oso,
mariquitas, ciruelas y piñones
Quítame este terror, quítame ya,
que me está dando la risa,
me voy a ahogar con tanta vida,
con el agua impura de este escenario
con el sabor de los muertos,
un poco agrios, un poco excelsos
Otros, los insensatos, saben más de prisa que de risa
Despiertan cuando el mundo abre sus puertas y dicen:
sí, aquí estoy, no necesito dormir, yo soy un oso
Se manejan bien entre equinocios y, al parecer,
conocen bien las estaciones y los ritmos.
Se equivocan. Piensan en cosas redondas
Ruedas, pelotas, tetas...
y la abertura de su mirada,
escucha,
atiende,
Es un buen lugar donde introducir tus dedos,
aunque sea sólo por un instante
Saca, extrae, observa un segundo y expulsa,
mientras lo sujetas entre tus dedos, grita:
¡la sensatez es un arte!
La bilis negra del genio frente a los bebedores del sudor ajeno,
cuánta maldad entre humanos osos, oseznos sabios,
qué harta estoy de este olor tan rancio
Esta semana he decidido algo:
obedeceré a Wilde y me mantendré, siempre, en los 35 años.
1 comentario:
menos es más
hasta que todo un regimiento de u
hizo de más
más
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