La que dicen que nunca nos abandona
Esperanza,
araña negra del atardecer.
Tu paras
no lejos de mi cuerpo
abandonado, andas
en torno a mí,
tejiendo, rápida,
inconsistentes hilos invisibles,
te acercas, obstinada,
y me acaricias casi con tu sombra
pesada
y leve a un tiempo.
Agazapada
bajo las piedras y las horas,
esperaste, paciente, la llegada
de esta tarde
en la que nada es ya posible...
Mi corazón:
tu nido.
Muerde en él, esperanza.
Ángel González
A mis vecinos les gusta Celia Cruz; yo me lo tomo con filosofía,
siempre me pareció mujer alegre, y también su marido. Lo recuerdo
alejado, con sonrisa y gafas negras, con semejante mujer a cuestas
y escribiendo para ella. Soy capaz, incluso, de dormirme con su melodía.
A veces me despierto unos segundos y me pregunto si es necesaria tanta alegría,
si no les seduciría a mis vecinos un poco de silencio. Me dan ganas de mirarles a los ojos(sin verlos, segura estoy de que los tienen) y preguntar: ¿Ustedes podrían?
Cuando despierto por completo, el himno continúa. Parece que esperen
el advenimiento del Infierno, tenaces, contentos, imperturbables. Yo me escondo
entre los huecos y busco Ángel González, su palabra en el aire, la enloquecida
fuerza del desaliento, eso sí que es alegría; tenaz, incluso tras el tedio.
Me despierto aún más y escribo esto, y la salsa continúa. Pero cae la tarde y se
renuevan los sonidos. No sé si los que bailan, o son otros, los que tienen un
hijo llamado Ángel, a quien le dicen: mira, Ángel, mira. Y él responde balbuceante.
Existe la esperanza en este piso incrustado en Madrid, si se mezcla Ángel con el baile,
si mi siesta despierta en estas nubes, si puedo escribir lo que me late.
4 comentarios:
Perdona lo prosaico del comentario, cielo, pero en este caso procede: ¡qué Cruz, hija mía! Y yo que no la soporto... Un beso redentor.
Me sacaste risas, yo se que no es gracioso tener vecinos asi, pero parece de pelicula. Un abrazo, silencioso, para no dar lata. Jaja. (un jaja solidario eso sí). Saludos, L.
Qué paciencia, u, qué positiva eres. Mira que Ángel González es sedante, pero si yi estuviera donde tú, creo que ni por esas...
Un beso
Te has armado de una paciencia espectacular. A Celia la respetaba, mujer caliente de son y salsa buena. Pero escucharla más de una hora, me doy de golpes en mi pared. Yo la conocí mi querida, charlas tuvimos a montón, esa es otra historia que algún dia te contaré. Pero para serte sincera, charlaba con ella, escuchaba dos a tres temas de sus conciertos y luego me iba con un buen libro al fondo del backstage, unos buenos tapones y me entregaba a la lectura.
Como dice el sabio Angel...la esperanza es lo último que se pierde...esperemos que tus vecinos salseros encuentren otro piso o por arte de magia cambien de género musical. Porque ese tormento, solo lo aguanta una martir que hace méritos para no pasar por el purgatorio. Amén!
Espero que un rayo divino, destruya un piso en tu ciudad...ya imaginas a cual me refiero.
Suerte uterina, mucha suerte!
Un beso,
Maya
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