sensibilidad suspendida

(razón: allá)



CURSO ACELERADO PAROXISTA (cuarta lección)


- Mirá mi blog. Luces rojas.
- Y yo algún día diré: sí, un par de tardes le acompañé a fotografiar Buenos Aires, y era hermoso verle correr para encontrarlas.
- Ahí está tu espíritu de periodista.



Una organización conocida como el Ejército de Paroxistas anuncia que “ya siente que debe hacerlo”



¿Hacer qué?, se preguntan todos. No hay panfletos en la calle, no hay publicidad en los periódicos. Los grandes intelectuales del globo terráqueo desconocen quiénes forman este grupo recientemente creado que sólo se muestra en la gran palestra del siglo XXI: la red. Sus allegados más íntimos han explicado a este diario que “esta historia comienza a tomar forma”. “Ahora tomo mucho más en serio lo que me dicen cuando hablan del Paroxismo”, cuenta Agostina, joven porteña de una importante familia de la capital Argentina que dirige las relaciones instituciones de una editorial dedicada al ocio. “Creo que Buenos Aires ha sido un punto de inflexión en este proyecto. Sé con total seguridad que tanto para Rebeca en esta ciudad como para su amiga María en Idaho está siendo un momento especialmente fértil en muchos aspectos”, añade.
Los paroxistas, al parecer, viven en un estado de lúcida ensoñación. Se confunden entre la gente común, trabajan en diferentes cosas y sus vidas parecen tan vulgares como las de cualquier otro. Pero están llenas de sueños. Se sabe que, en los últimos días, una de las compañías de Rebeca ha sido Ariel González, personaje muy conocido del underground porteño de los últimos años. En la imagen, él mismo, asimilando los contenidos de la página donde se gesta el paroxismo . El propio Ariel ha relatado a este periódico que, cuando termino de leer la última Carta Transoceánica a los paroxistas de ambos lados del mundo, dejó escapar unas palabras: “Sos una soñadora, Rebeca”.

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