sensibilidad suspendida

(razón: allá)



PEQUEÑOS ACTOS PAROXISTAS

06/04/06
El Correo Digital de aquel sábado de junio de 2006 escribió:


http://servicios.elcorreodigital.com/vizcaya/pg060603/prensa/noticias/Cultura_VIZ/200606/03/VIZ-CUL-009.html ,

S. EGUIA/BILBAO

Julian Barnes recibe el Premio de la Crítica por 'La mesa limón'


«Cuando me invitaron hace unas semanas a venir a Bilbao, pensé de forma egoísta: 'Allí se come muy bien'. Iré a probar su gastronomía», bromeó ayer Julian Barnes sobre el motivo de su visita a la Feria del Libro. «Ahora resulta que me han concedido un premio. ¿Qué sorpresa!». El escritor inglés se lleva el Premio de la Crítica 2006 por su libro de relatos 'La mesa limón'. Diez años tardó Barnes en completar esta serie de cuentos sobre cómo se pierde el amor. En ellos niega la máxima de que la edad viene acompañada de serenidad y reflexiona sobre la muerte. Barnes aprovechó su visita para presentar su nuevo libro 'El perfeccionista en la cocina' (Anagrama).


Mi amiga María http://www.fotolog.com/escobasdebrezo,
el viernes previo, contó:



Caminé en círculos por toda la plaza del Arenal de Bilbao. Las campanas de la iglesia que besa la Ría de Bilbao habían repicado hacía media hora por Julian Barnes, que recibía el premio de la Critica por su libro de relatos La mesa Limón. Tuve que parecer sospechosa. Caminaba sin rumbo y le miraba sólo por ver sus ojos. Por ver que transmitían. No buscaba un titular ni una buena cita. El corazón se me salía del pecho, tomaba fotos extrañas… muchas de ellas del cielo. Lo pensé demasiado, como suelo hacerlo y entonces se hace demasiado tarde para todo. Pero Rebeca me dijo. María tú puedes y eres preciosa. Y entonces lo hice. ¿Saben porqué? Sólo porque todos crecemos cuando nos tratan con amor.

-Excuse me. Could I talk to you for a minute?
-Who are you?
-I am just someone who reads your books. And, you know, I have a friend, her name is Rebeca, and she would love to talk to you for just a minute.

Sólo dije eso. Mi ingles fue el peor de los posibles. Él cogió el móvil de mi mano y sonrió mientras Rebeca no paraba de hablar al otro lado. Yo no sé si el lo entendió. No lo sé. Pero fue bueno. Acabé sentada al pie de uno de los enormes plátanos salvajes, llorando porque ella lloraba de felicidad. Y porque yo, no era más una gallina. Rebeca, te quiero. Amor, etcétera.




Gracias, María. Por salir del plato, por la eclosión, por el huevo. Por dejar de ser gallina. Yo también estoy dejando de ser gallina contigo. Y crecer juntas es de las mejores cosas que me pasa en la vida.




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