Aún no me he explorado la vagina,
ni he escupido ninguna gran verdad a nadie,
en los dos últimos días.
No hay necesidad.
Me preparo el desayuno con parsimonia,
como si fuera a ofrecérselo a otro,
como si fuera a ofrecerme yo.
Coloco sobre un mantel azul un plato,
una taza, un vaso,
de fuera vienen unos pájaros,
casi siento que mi salón es un jardín.
El baño se convierte en lugar místico,
se sucede una crema, una mascarilla,
el agua rodando sobre mí,
rodando yo en el agua,
sintiéndome bien así.
Agradablemente extraño despertarse un domingo
a las siete de la mañana,
escuchar una canción en francés,
antes de alzarme de la cama.
Leer a Rilke con las pestañas adormiladas,
encontrarme en sus palabras.
Tengo mi Torre hecha trizas,
el corazón levitando,
ingrávido,
a dos centímetros del suelo,
sobrevolando.
El smog vital ya no hace daño.
Inauguro junio, y casi sonrío,
ya ha pasado el invierno,
me digo.
4 comentarios:
Gracias por tu visita.
Me pasaré por aquí para ir leyéndote.
Un saludo.
MMMMMmmmMMMMMmmmmmmMMMmmmmm...
:)
Junio aterra sin haber acontecido. Aparece por mi puerta, despierta toc-toc, entra sin ser invitado y se sienta en el sofá... viene a quedarse por treinta días, okupa mi vida al okuparse de mi mente. Junio, que debería ser soplo de lo verde, madurez anual, brote del fruto... los blancos, los amarillos, los rojos, las sandías, la coca de Sant Joan. Cada año, nacimiento, para llegar a cada otoño, pequeña muerte. Un junio anónimo me trajo una torre, unas trenzas, un declive, un portazo, un tribunal, un juez juzgador. Y yo, cual espíritu de Rapunzel que se deja crecer las trenzas, con vagina sin explorar, con la rueca, los pájaros, el encierro, durmiendo cien años y otros tantos que vendrán... buscando los huecos entrejuntas cual Montecristo rutinario.
Teniendo un tenedor a mano para rascar.
junio murió en mayo.
y de herencia
toda una bufanda
con olor a
té con miel.
yo me desvisto de dudas
y entiendo
que no soy parte
de ninguna familia.
cosas que pasan un domingo con tareas obligatorias y cívicas.
mesa rayada
y yo sin ganas
de
ser silla
sobre
mis pies.
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