sensibilidad suspendida

(razón: allá)



vacaciones deambulantes


III CARTA PAROXISTA


(A LOS INTEGRANTES DE TIERRAS CATALANAS)





EL RECUERDO DE AYER Y UN SUEÑO SON LA MISMA COSA


Cuando la lluvia moja las aceras, no sé qué me recuerda:

un palo navegando por los charcos de la infancia,

pasos adolescentes persiguiendo utopías

con amigos cercanos alrededor de un parque,

tardes ya tan lejanas

en el tiempo, en la memoria próximas.


Si ahora estoy escribiendo, convencido,

de que todo recuerdo pertenence al mundo de los sueños


para qué

sigue la lluvia

mojando las aceras…


Alberto Vega

Estudio melódico del grito

Colección Visor de Poesía









Compañeros, Permítanme, por una vez, que olvide los formalismos y me dirija a ustedes de la forma más sencilla y sincera que pueda. Como suele suceder, planeaba comenzar este escrito con una contundente cita de Rilke, aunque también valoré la posibilidad de lanzarles una piedra, directamente. En tal caso, hubiera empleado esa inquietante cita de Oscar Wilde: “Esto no es un ensayo general, señores, esto es la vida”. ¿Sienten el impacto? Bien, correcto, sigamos (si podemos).
Situados en este punto del verano, tras dos cartas paroxistas (a la región íbera e islas aledañas), variados encuentros y muchos abrazos dados, recibidos y sentipensados se acepta cómo válida la consideración siguiente: como ya se hizo con los términos culpabilidad y culpable, pasaremos a ignorar esos adjetivos tan manidos, ya saben, bueno y malo. A partir de ahora las cosas adquirirán importancia atendiendo a la siguiente cuestión: ¿Es paroxista, o no? Sí, amigos, sí. Las reflexiones acerca del bien y el mal quedan relegadas a la Historia. Al sueño de ayer, a un cajoncito prácticamente olvidado de la memoria. Así las cosas, me enorgullece decir que ambas cartas previas tuvieron un sentido, que el viaje al sur existió, sirvió y fue, más que otra cosa, paroxista. Ahora entendemos por qué el primer viaje del verano debía ir en dirección sur, porque había que ir hasta el fondo del asunto, uno mismo y todos juntos.
Vimos en lo que nos habíamos convertido, algunas cosas las entendimos, otras no. En ocasiones perdimos los nervios (cada uno tenía un metaviaje dentro), lloramos en la noche de San Juan (quién sabe si hicimos un conjuro sin saberlo) y nos enfrentamos a una soledad muy necesitada con los pies descalzos y en silencio en un lugar al que no tardas en llegar y sin embargo está a mil sueños de distancia: Marruecos. Comenzamos a separarnos en Ceuta y en Algeciras continuamos, hasta finalmente abrazarnos dentro de un autobús, en una autopista cerca de Conil, sellando un viaje y comenzando otro cada uno de nosotros, con una mención en dirección norte: nos vemos en Bilbao, con dos cojones. Uno a veces habla desde la incertidumbre, pero lo hace. Me parece esencial esto, tanto que deberíamos añadirlo al saco de características paroxistas (nos encontrarán mirando al cielo, la sonrisa por defecto, el abrazo como sello, la voz incierta pero flotando en el viento…).
Bilbao, por su parte, también fue paroxista. No fue bueno, no fue malo, fue paroxista, desde el principio hasta el final. Creo que ninguno de nosotros vivía momentos amables, pero nos mantuvimos unidos en el desconcierto,ejercitamos el intento y, sobre todo, se hizo imperativa la agrupación, una vertiente paroxista muy desarrollada en tierras catalanas y vascas. Se recordó el I Encuentro Paroxista en suelo vasco, allá por mayo, y se habló con un esperanza de uno futuro en este mes en el que ahora nos encontramos: agosto. En cuanto a mí, han pasado muchos días sin arrastrar maleta, tantos que he decidido irme a Barcelona con una mochila. Lo único que me preocupa es la climatología. Díganme la realidad, ¿debo acaso olvidarme de ir sólo con unas sandalias al reino catalán? Me siento contenta. Me voy a encontrar con muchos amigos. Lou y Fa, por ejemplo, a los que hace años que no veo, y Anna I La Magnífica, pilar (bastión) de este ejército que no suelo mencionar pero con el que a veces sueño. Amaia llega el mismo día que yo, desde Bilbao, y antes desde Galicia, para no olvidar hasta dónde llegan los tentáculos paroxistas.
Por lo demás, espero hacerlo bien, prometo ir de aquí para allá, no importa que llueva o se me mojen los pies porque, con sinceridad (lo avisé al principio), pienso ir en sandalias, y que siga la lluvia mojando las aceras. Apelo eso sí a vuestra paciencia. No es que me siente mal o bien, es que me siento paroxista. He pasado casi dos semanas de actividad speedica, me he vuelto más loca todavía, he escrito una elegía a mi padre en rojo sangre, me ha mutado de nuevo la voz (ya no sé cuántos alter ego tengo), he salido y entrado de mi cueva con un ritmo desconocido hasta que, finalmente, me he recluido, para darle al silencio su sitio y asumir la llegada de la herida, ya saben, ésa, la cíclica, de la que no conviene hablar demasiado, total, ¿quién va a entender semejante ciclotimia?


Por eso y para eso los encuentros paroxistas, para que nos importe una mierda si la vida es lenta o rápida, para detenerla, para hacerle burla a la distancia y derrochar palabras, y de repente presentes las ausencias. Así que…, gracias, por su paciencia, por todas esas veces que dicen gracias, por todos esos instantes en que las cosas ni son buenas ni son malas, sólo intensas, básicas, sanas, aunque duelan, y a veces duelen en exceso pero (lo siento, no sé como soy capaz de hacerlo de nuevo) esto no es un ensayo general, señores, esto es la vida. Por último, añado a la III Carta Paroxista una imagen dorada a la vasca, en recuerdo de la primera agrupación y con la esperanza de que la soldado Mai pueda acercarse a Barcelona. En previsión de un martes ajetreado, les envío esta misiva, pues viajo el miércoles, y volveré (esta vez sí tengo fecha, maldita sea) el día previo a mi vuelta al trabajo, para convertirlo todo aún más en comedia (con tintes dramáticos, lo sabemos) y no tener demasiado tiempo para pensar en lo que, por el momento, no interesa. Saludos paroxistas (amor, etcétera).


Rebeca

1 comentario:

PerSe dijo...

hola... ya te dije que me fascinan las fotos de tu blog? Creo que si... Te lo puedo decir de nuevo? Espero que si... me encantan... tenes una capacidad de captación estética que me genera envidia... ese don esta ausente en mi... al menos te encontré a vos, y lo disfruto por osmosis... Bss