sensibilidad suspendida

(razón: allá)



apocado diario de un resfriado



SOL SOBRE UNA MANTA

Acribillada por la luz
una mitad del murosalina vertical
La cortina su derramada sombra
azul marejada
sobre la cal del otro lienzo
Afuera el sol combate con el mar
El piso de ladrillorespirado respirante
El azul se tiende
sobre la cama se extiende
Una almohada rosada sostiene
una muchacha
El vestido lacre todavía caliente
los ojos entrecerrados no por la espera
por la visitación
Está descalza
La plata tosca enlaza
refrescaun brazo desnudo
Sobre sus pechos valientes baila el puñal del sol
Hacia su vientre
eminencia inminencia
sube una línea de hormigas negras
Abre los ojosde la miel quemadala miel negra
al centelleo de la amapolala luz negra
Un jarro sobre la mesa
Un girasol sobre el jarro
La muchacha
sobre la manta azul
un sol más fresco


Octavio Paz






Estuve en un escalón, en manga corta, de noche mientras llovía, el día que Ángel González me invitó a yogur y otras delicias, el día que la lluvia resbalaba y yo sentía una paz extrema. Ahora estoy enferma. Mi cubículo se reduce a este sofá, a veces la cama, sobrecitos de medicinas, mucha agua y otros líquidos, como sopa. Cuando la hice me quemé un dedo, y se nota. Además, todo me marea. Leer también, y esto me confunde. Tantas horas que podría emplear leyendo, pero comienzo y me pierdo, y escribir me aturde más, porque tengo que emplear los dedos. Esto de ahora es un exceso, porque me he despertado a las nueve y ya he tomado café, y necesito comunicarme un poco, porque tampoco me apetece mucho responder al teléfono. Cuando lo hago me sorprende mi voz, y a ratos mi nueva amiga: Afonía.

También vivo pegada a un rollo de papel higiénico (que ya se está terminando) desde que mi jefe me mandó a mi casa ayer al mediodía. No había trabajo, porque lo había terminado, sino no me hubiera ganado la tarde del viernes. Hizo bien, yo no servía para mucho. Por la mañana trabajé y todo me salía fatal. ¿Habrá en Madrid telepapelhigiénico? En esta ciudad hay de todo, y yo no tengo intención de salir de casa este fin de semana. La idea es recomponerse para volver el lunes perfecta al trabajo. Supongo que esto es lo que me conviene. Mientras tanto, exploraré la postura horizontal hasta sus últimas consecuencias, en esta ciudad de repente invierno, aunque intuí un bello azul cuando, arriesgándome, abrí una ventana. Pero ya están de nuevo todas cerradas, y esto me cuesta. Me gusta que haya ventanas abiertas, por eso disfruto tanto tener ahora una ventana en el trabajo.

Aunque ahora estoy un poco apenada con el asunto laboral porque a mi compi Rocío le mandan a trabajar a Diario Médico, y se disolverá nuestro R$R. Reporteros Asociados. Cuando el lunes vuelva ella ya no estará, y encima en nuestro último día juntos yo estaba enferma. Tal vez no le hice caso como es debido, pero la vida es muy graciosa y Rocío vive en un portal a un minuto del mío. Más cerca no puede estar, aunque no sea en el trabajo. Mientras paso el rato tal vez explore la televisión, que nunca se qué se cuenta. A ver qué se cuece por ahí. Pienso esperar en el sofá todo el día hasta me inunde la tarde y caigan soles como este, eso también es una suerte, ver atardecer en mi ventana, aunque esté cerrada. Hace semanas que busco ese poema de Octavio Paz, Sol sobre una manta, y lo encontré hace dos días. Pienso leerlo en voz alta cuando así suceda en esta santa casa, con mi voz de resfriada.





1 comentario:

MAYA dijo...

A descansar y gastar todo el papel hígenico de la ciudad. Y que esos dedos descansen que no les hará nada mal. A reponer las fuerzas Rebe.

Beso