Pero de ese canto, de ese encanto, hay que mantenerse a distancia; hay que mantenerse a distancia de la distancia, y no sólo, como podría suponerse, para protegerse contra esa fascinación, sino también para experimentarla. (ESPOLONES. LOS ESTILOS DE NIETZSCHE, JACQUES DERRIDA)
Qué va, que yo Derrida no,
que leo sólo a Kierkegaad,
en la cola del cine y
dentro del armario del
que no debí salir,
hace tantos años,
porque es la
adolescencia un
subterráneo, y yo
ya llevo tres.
Y sumando.
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