sensibilidad suspendida

(razón: allá)



Tinarejo

el domingo en el país leí (mientras me tomaba
un chocolate con porras) que el guggenheim
se oxidaba (y mal), y aquel paréntesis me
pareció la demostración del ingenio del
periodista, que no recuerdo quién es,
ojalá nadie me recuerde tampoco a mí,
ojalá nadie (menos las real-visceralistas)
recuerde aquella página precursora que
escribí, cuando era verano y llevaba
estrellas en los pies (hoy también, pero
por otras razones en absoluto
climatológicas)

llevaba conmigo unos detectives salvajes
regalados, ardía por regalar los míos,
terminaba el libro cuando en El Escorial
estaban Edmundo Paz Soldán, Iván Thays
y Carlos Monsiváis, no me negarán que
el castellano suena muy guay, más si
conseguiste, antes, una entrevista con
Bryce Echenique, más si contemplas,
en un destino desconocido en el que confías
(vaya usted a saber por qué), en que conversarás
con Tabucchi, querrás hacerlo en italiano,
siempre que puedes lo haces,

si pudieras, pasarías el día diciendo
a los amigos: che hai fato di bello oggi?
pero es que ya hasta te da pudor preguntar
a la gente, a las personas, si están contentas,
es que ya estás pasada de vuelta, te hiciste
el corazón de cartón piedra, más que en
papel quieres escribir en cartulina, quieres
que se te pelen las rodillas, agacharte,
recortar y colorear, quieres más, quieres
tanto que te vas a atragantar, como
la novela-nieve de Bolaño amarrada
a tu cuello,

todo el agua que sopesas,
todos esos cubos que llevas en las manos,
toda esa confluencia verbal, toda esa
no-verdad de tus pestañas, toda la inanidad.
si agarro la novela-bola con las manos
igual me nieva un poco dentro

2 comentarios:

Comtessa d´Angeville dijo...

qué bueno.

Llevo mejor la nieve por fuera, sé llevar bien el frío. El de dentro no me lo quita nada.

Meryone dijo...

che hai fatti di bello oggi?