sensibilidad suspendida

(razón: allá)



la historia es

salgo de casa a las diez. entro a trabajar a las once y podría salir a y media, pero no, salgo a las diez. también podría levantarme a las nueve pero trato de levantarme a las ocho y media. a veces no lo consigo. a veces todo me sale mal y llego tarde y me tengo que coger un taxi. y en esta ciudad nieva, últimamente. las paradojas se acrecientan. para qué hablar de las metáforas, para qué hablar de las minúsculas, o decir todas las palabras, si a veces sienta mucho mejor quedarse callada. para qué decirle a alguien que te está explicando cosas que ésas ya te las sabes, y esas otras también, qué te importa contarle, qué le importa a quien sea que ya te las sabes, que además no te importan, que ni siquiera te hacen un poco de ilusión, para qué mencionar la muerte cuando otros cuentan sus enfermos. para qué decirle nada a quién no sabe contar muertos. para qué explicarle a alguien lo que le queda por delante. para qué atreverse a alzarse sobre los restos y decir, bueno, eso que me llevo. para qué decir, a fin de cuentas. sumar, restar, boccanera, lo que nos da el amor, lo que nos quita el miedo. y aquí estamos, con los restos

3 comentarios:

Ignacio Reiva dijo...

Deberías preguntarte el para qué de todo eso. Beso.

uminuscula dijo...

he comenzado pero me quedo en blanco
beso, sí

Ophir Alviárez dijo...

Siempre estamos, con los restos...y una que otra pregunta que nos vuelve penitentes...

OA