sensibilidad suspendida

(razón: allá)



hay quien habla de libros

yo prefiero hablar de personas

6 comentarios:

Meryone dijo...

a mí siempre me gustó mezclar los dos

besos, rebequita

víctor (el gato estepario) dijo...

Bueno, los que suelen hablar sobre libros son los comentarístas literarios. Y lo hacen hablando sobre estilos, calidades y esas cosas. Y son los escritores los que hablan más sobre las personas, sus psicologías, situaciones reales o irreales que les atañen, etc.
Personalmente, me aburren más los primeros. Y además son como esos programas de la TV que se retroalimentan hablando de lo que se habló en otro programa.

Demonio del Bien dijo...

El Demonio del Bien opina lo siguiente:

Aunque hablar libera, quien habla poco, menos tonterías dice. Lo mejor es hacer las limpias, placenteras, puras guarrerías del amor... E incluso haciendo eso se habla un poco, abundando entonces frases breves casi siempre, frases como "enchúfatela tú misma, hermosa", o palabras sueltas o expresiones cortas como "chochito rico", u onomatopeyas o interjecciones como "ay" o "uy" o "mmmm"...

Los conversadores buenos son aquellos que están dispuestos a hablar de cualquier cosa, los que callan cuando no saben de un tema en concreto, los que saben escuchar cuando es preciso pero huyen rauda, discreta y elegantemente de quienes siempre hablan de lo mismo y de los cotillas que sólo saben rajar de los demás a sus espaldas.

En resumen, El Demonio del Bien opina que con la mayoría de la gente no se puede hablar nada interesante, pero a él, por suerte, no le faltan unos pocos con los que hablar.

VICTOR VERGARA dijo...

Yo además pienso, que tiene que haber de todo y que los dos me caen simpaticotes, jeje. Cada uno en su momento, ¿no?

uminuscula dijo...

muchas gracias a todos, es agradable leeros. a mí me gustan mucho los libros y las personas, pero a veces el discurso literario me cansa.

besicos

Demonio del Bien dijo...

Hay entre nosotros, entonces, uminúscula, una afinidad en eso de aborrecer el discurso literario a todas horas como si no hubiera otra tema. Poco o mucho, más o menos: hay tiempo para todo. Yo conozco a algunos escritores, pero no me suelo juntar con ellos, no hago vida de literato, aunque con todos los que he tratado más de una vez tengo una relación cordial, respetuosa, con cierta falsedad, seguramente, por alguna de las partes, porque la vida social suele conllevar bastante hipocresía. Existe entre ese curioso gremio un recelo, un miramiento excesivo, un medir lo que se dice en función de los intereses, un politiqueo, en fin, del que es contrario el amigueo natural, sano, desinteresado. Mis verdaderas amistades nada tienen que ver con la literatura. De hecho, la mayoría no han leído un libro en su vida, o han leído muy pocos.