una noche un hombre durmió en el escalón que hay frente a mi portal. le vi la noche siguiente y le hablé, le pregunté por señas si tenía hambre, porque el señor no hablaba español. total, que al día siguiente le bajé un táper. el hombre no estaba pero dejé el táper en el escalón y, encima, una cuchara. cuando volví por la tarde alguien se había llevado la cuchara, pero no el táper. sabes, era un plato caliente. no he vuelto a ver al hombre este. quién cojones tendrá mi cuchara.
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