Escribo desde la vagancia,
O el cansancio. Me parece que hay una palabra que empieza con M
que expresa esto.
Que no es mórbido sino intenso,
también lento.
Ah, ya sé: molicie.
¿No era eso?
También escribo desde los pies descalzos,
y boca abajo, con una almohada entre las tetas y el ombligo.
Tengo frío. Mi estado fundamental en el día de hoy es breve, monosílabo: tos.
Cierto picor. A ratos me sentí febril, pero esto no me asombra demasiado. Me pregunto si tengo fiebre a menudo, a veces cuando tengo la herida, siempre cuando me avergüenzo de algo, o me hacen daño.
Enrojezco.
EnmUdezco.
Me escapo.
Escupo, claro.
Me gustaría pararlo aquí. Terminar esto que estoy diciendo, a quien sea, apartar mi minúsculo ordenador, también el libro de Bulgavov,
la cartera, el monedero, las gafas, el ipod, los cables de la cámara, la propia cámara, el tabaco, el mechero, el teléfono, dos bolis, uno rojo, otro negro, un cuaderno…
porque cuando llego a casa, y no me ve nadie, y como siempre no encuentro lo que quiero en mi bolso ya me da todo igual, porque yo sólo quiero encontrar lo que necesito ya, quitarme el sujetador, quitármelo todo y ya está, buscar un vaso de agua, una jarra, tumbarme boca abajo, tal vez escribir algo, o ponerme de lado y leer un rato, mientras,
fuera, suena la vida entera, manos que baten huevos, grifos, armarios que se abren y se cierran, conversaciones, obligaciones, quejas.
Cuando se está yendo el tiempo llega el silencio,
si acaso la costumbre de estos dedos, y ahora establezco el proceso inverso, me debo sobreponer al tormento de cerrar ventanas, pero esto yo casi no lo hago, porque me vuelve loca la sensación de frío, y me encanta estar bajo mi edredón y dejar la ventana abierta, y también me gusta ducharme con agua ardiendo mientras apoyo espalda y culo, o alternándolos, en los azulejos con los que me baño.
Me gustan las dos sensaciones, intensas, y al mismo tiempo. Me gustan por opuestas,aunque siento una especial predilección por el frío. Si yo tuviera alardes poéticos (delirios de grandeza) te diría que, dadas mis circunstancias vitales, tiendo al frío porque es lo que siempre he vivido.
No sería cierto, y no porque haya vivido una calida infancia y una adolescencia tórrida, sino porque lo que pasa es que el frío de alguna manera me excita.
Ahora que venga un listo a analizarlo. No sé, uno de eso, un arreglavidas. Últimamente no conozco demasiados, debe ser porque me alejo enseguida, pero hay mucha gente que tiende a decirte de forma abrumadora (para mí) y categórica (objetivamente) lo que tienes que hacer, o lo que deberías hacer, o ser, para estar mejor. Espera, eso que dicen: para ser feliz. Y mira, a veces puede que tengan razón, los arreglavidas estos, pero se les ve el plumero, y sobre todo dan pereza,
porque a mí me gusta la gente que se sienta en escaleras,
la gente que se siente en escaleras,
la gente que admite en que escalón se encuentra,
la gente que es capaz de hacer balance de su propia existencia,
de pensar siempre en su viajecito y sus pertenencias,
aquí estos amigos,
aquí mis ganas,
aquí mi proceso,
éste mi intento,
y espero, este es mi sueño, darme cuenta de qué es lo que estoy haciendo, no perderme, pero tampoco tener plan, ir haciendo, ser capaz de detenerme, de alcanzar lentitud, alcanzar la lentitud, y sobre todo ver cuando no soy esa persona que me gustaría ser, sino otra cualquiera, quejica, egoísta, caprichosa,
cuando mis doce años no son mimosos sino tontos,
cuando son feas mis palabras,
poco amables,
hirientes,
tintadas de crUeldad.
No es casUal, ¿verdad?
A mí a veces la u me asusta,
pero qué puedo hacer, lo asumo en silencio.
O escupiendo. Ahora perdóname, que me tengo que poner a tender, que es casi la una de la madrugada, que me pica la garganta, que hace un rato que pienso en comerme un plátano, que luego debo recoger todo eso que
hay en mi bolso, ir al baño, mirarme a los ojos, lavarme un poco, cerrar luces y apagar ventanas, dejar que crezca hiedra en mi borde palpebral, demostrar que puedo aprender a soñar. Enseñarme a soñar. Y blablabla
4 comentarios:
... o soñar que se sueña...
cariños desde stgo. srta U.
L.
Consuela tu sUgestivo, incluso sedUctor bla bla bla de aquel café que no pudo ser. Y ¡ay ese barco! Besos adoradores...
Ahora ya se lo que es esa estrella azul que me mata: UN ATRAPA SUEÑOS.
Ciera la puerta a los arreglavidas, métete en la cama, abrigate con tu edredón abre las ventanas y escribes, escucha música y conversa con la uterina que hay adentro que tiene mucho que contarte y preguntar. Y luego cómete un platano y disfrutalo como nunca.
Un beso Rebe,
Maya
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