v U l va III

03/13/07

A veces viene bien poder echarle la culpa de todo a la puta regla. Puta regla. Obviando las fruslerías tribequianas, tipo herida cíclica de la mujer, esto se llama así, puta regla, y no hay más que hablar. Pero en días como hoy me alegro de que esté aquí, de poder echarle la culpa de todo a ella, a ella que viene a joderme a cambiarme las cosas de sitio a abrir mis cajones y mezclar calcetines y bragas, ¿me entiendes? A esconder los libros que me salvan, a obstruir la brisa, esa brisa, esa pequeña mierda de aire que a veces siento, que me oxigeno, cada día, cualquier tontería, guiño, gesto, párrafo de un libro, un beso, una nube coloreada, o un buen atardecer en la ventana o un abrazo a tiempo, apretado y lento, después quieto, y entonces ese momento de no aguantar pero aguantar al mismo tiempo. Necesito tan poco, coño, necesito tan poco, y sin embargo esta puta sensación de incomprensión, de pensar, con cada gesto, que te estás equivocando, que no estás en el lugar correcto, que podrías estar algo haciendo algo realmente fabuloso, en algún lugar, en alguna ciudad, o con alguien. Imaginas. Piensas que te evades y es mentira, sigues en el mismo puto lugar con una pantalla enfrente y unos auriculares para poder ausentarte de vez en cuando. Gente a los lados, enfrente y detrás, gente al teléfono, gente en emails, gente en los fotologs, y trato de hacerlo todo bien, de verás trato. Es más, creo que lo hago, que consigo… mierda, ahora es cuando digo lo que consigo, después de transmitir que tengo ambiciones, después de decir que en realidad no necesito nada, poca cosa, después de explicar qué, quién o cómo se ausenta el tedio, después de decir que la culpa de todo la tiene la herida cíclica de la mujer. Pero claro en realidad esto también será mentira, y este escupitajo enorme de palabras que te estoy danzando es una tontería, un desahogo, un cuerpo extraño, un poco de mierda que estoy danzando. Mierda, mierda, mierda, mierda. Mucha mierda. Pero por suerte por fin silencio, tan sólo a veces coches lejanos, el recuerdo de la puta lavadora, puta lavadora, y una televisión sin volumen, y a oscuras, la luz en la cocina, la luz sólo en la cocina, y la luz de esta página en blanco que estoy rellenando. Esta página en blanco que estoy rellenando, esta puta página en blanco que estoy rellenando. Y las cajas blancas de mi pantalla blanca cubierta de cruces rojas, verdes y azules, las maquetas, las páginas pintadas, y sus colores, y yo ahí dentro, haciendo, todos los días, aquí y ahí, escribiendo, escribiendo, ostia puta, estoy llorando, escribiendo. Y una ambulancia, ahora suena una ambulancia, veo demasiadas, y escucho demasiadas cosas feas. Muchas hermosas, lo sé, joder, siento esta queja, perdóname, no sé con quién coño eres, yo ya no controlo esto, y trato de cuidar la u, ¿me entiendes?, trato de cuidar la puta u porque la p u ta u soy yo, y si estás aquí, si de alguna manera estás aquí, sí, te exijo que hagas lo mismo. Este no es un lugar para incapaces, ¿me comprendes? No es un lugar para incapaces. Estoy segura de que sabrás entender esto. Este es un p U to l U gar para c U idar, para ap U ntalar la t a la r U tina y para ser min Ú sculos. Gracias. Un abrazo. u.