tengo un agujero de árbol
en el estante más bajo
de mi desagrado.
sirven para explicarlo
las dos acepciones de oquedad
y también esta manía persecutoria
de la última vocal hacia su otredad.
esto no es esto, es aquello, esto
no es agua, es hielo, esta mano
no me pertenece, no soy mi dueño,
la fiebre no me duele, sólo vibra
en el oído izquierdo el absoluto
derrumbamiento de lo que considero,
sencillamente, bueno.
6 comentarios:
Hermoso... joder, muy triste, pero hermoso
ais u...
u!
tus palabras ..
un abrazo.
Me ha encantado *___*
Te agrego a mi lista de blogs, vale?
Espero leer más cosas tuyas pronto^^
piensa que en los agujeros de árbol anidan pajaros
y que, con un poco de suerte, cantan
sabes?
mi bicho ya tiene nombre: es gregor samsa, porque tiene una manzana incrustada en el lomo...
te echo mucho, mucho, mucho de menos
pero tengo tribecca en mi google reader
besos grandes
(hoy me comí una manzana que sabía un poquito a plátano)
para empezar, me flipan los rábanos
para seguir, me encanta que tú seas (si lo eres) "kitsch, naif, cursi, pop, empalagosa y de todo"
la última vez que tuve fiebre tenía tres semanas y pensaron que me moría. 25 de julio del 83 (día del apóstol), palma de mallorca. claro que no sé ponerme un termómetro, porque, como crecí sin fiebre, ya asimilé que no tengo. no tengo termómetro, de hecho. pero sí estoy febril muchas veces
y, por último: "recuerdo agazapado". cásate conmigo o algo, porfa
qué bonito, recuerdo agazapado
(sí, todo comentando tribecca desde aquí)
mua, hermosa
se te quiere
(maría se quejó de que ya nunca te leía en el mundo y ya le conté que te habías vuelto a aula)
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